Si
es efecto colateral, yo no sé. Si es
mera casualidad, tampoco lo sé. Tal vez sea intuición, sorpresa, magnetismo,
silencio, timidez, alegría, ausencia, calidez, asombro.
Asombro
de los pequeños milagros, de la sorpresa de que dos caminos se crucen así, al
acaso, sin previo aviso. Te miro y me sorprendo, me sorprendo y me asusto. Me asusto y me rio. Y es sonrisa
tacita, debes perdonarme, soy un monosílabo ambulante, soy la extraña mujer que
vive en mi. Soy lo que parezco, multiplicado por diez. Y si te complican los números,
soy un espejismo, una sombra de lo que ves.
&
Él
es abstracto, anónimo, distante, mudo, casi incógnito; pero presente. Y tú, que eres concreto, sujeto, substantivo
propio, existente verbalmente, audible; te me ausentas.
&
Cuando
pienso en la muerte, viene un puñal de hielo y atraviesa mi corazón.
&
-Oye,
que has viajado harto. ¿Y nunca has echado raíces?
-No.
La tierra soy yo, y puedo florecer en cualquier lugar.
&
El
otro día fui a comprar un repuesto de vehículo para un amigo. Con alegría me
encomendé a tal labor. Fui a la tienda de repuestos (que minutos después
comprobé que no son “tiendas” propiamente tal) y pregunté por lo que buscaba.
Confieso
que no soy machista ni feminista (por lo menos no como popularmente se
entienden los términos), pero al entrar, inmediatamente me sentí en otro mundo:
un universo gris, con un idioma difícil – no saben cuánto me costó pronunciar
la palabra hachis/chasis!, aún no sé su fonética – con tuercas y estética cuadrada,
practica, mecánica. Nunca me había sentido en un “mundo de hombres”. No tenía información de absolutamente nada, y ni siquiera podía improvisar. Por un momento me vi observando todo desde el hemisferio izquierdo del cerebro: un salto a la predominancia del cerebro masculino. Un paso neurocientífico.
No encontré
el repuesto que buscaba, y fue insólito que no hubiese una alternativa; algo
que se le pareciese; como cuando llevamos una talla 38 si es que no encontramos
36; o un zapato 36 si es que no hay 35; todo depende del modelo, ¿no?. Pero en
este mundo de tuercas, no. Es que al parecer en este universo las cosas son o
no son, no existe medio término: las
respuestas son cortas y fáciles.
Me
declaro totalmente extranjera e ignorante en este nuevo cosmos al que entré hoy
en la tarde. Extranjera, pero curiosa. Obtendré un pasaporte, o por lo menos
una visa de turista.
&
Es
necesario permitirse un momento de desesperación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario